20 de octubre de 2010

Por qué la cruz?

EFICACIA Y PODER DE LA CRUZ
«Ahora quiero hablar del secreto de la cruz. 
Nadie debe objetar: "Si Cristo debía tomar la muerte sobre sí, 
¿por qué una muerte tan deshonrosa e ignominiosa?, 
¿por qué no una muerte que hubiese llevado consigo gloria?". 
Yo al menos sé de muchos que se espantan ante el nombre de la cruz 
y por tanto vuelven las espaldas a la ver­dad,
siendo que la cruz tiene un significado profundo y un gran poder.
Puesto que Cristo fue enviado precisamente para abrir a 
los más pequeños el camino de la salva­ción, 
él se humilló a sí mismo para salvar a los humildes.
Por eso tomó sobre sí aquella clase de muerte que se suele 
infligir a los humildes, 
para dar a todos la posibilidad de la imitación. 
Y puesto que él había de resucitar de nuevo, por eso 
no se debía mutilarle ninguna parte del cuerpo, 
ni ser roto ningún hueso, 
como sucedía en la ejecución mediante la espada. 
Así la cruz ofrecía la ventaja de salvaguardar el cuerpo 
para la resurrección sin mutilar los huesos. 
A esto se añade la circunstancia de que Cristo 
debía ser levantado 
Pero la cruz le ha levantado, en la realidad y en la apariencia, 
hasta tal punto que, al mismo tiempo que su pasión,
su grandeza y su poder se han hecho manifiestos a todo el mundo. 
Al extender sus brazos en la cruz, 
ha extendido sus alas sobre el oriente y el occidente, 
para que bajo estas alas se reúnan para descansar 
todos los pueblos de ambas partes del mundo.
Pero cuán grande sea la eficacia y el poder de esta señal, 
aparece claramente cuando todo el ejército de demonios es 
perseguido y arrojado mediante esta señal.»


No hay comentarios:

Seguidores

La Biblia

Búscar una palabra o pasaje en la Biblia

BibleGateway.com Poner este Gadget en su página

Por qué le quiero

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en esa cruz y escarnecido,
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y, aunque no hubiera infierno, te temiera.
.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails