La Muerte de Jesucristo según los Evangelios Canónicos
Segun los testamentos canónicos, los pertenecientes al canon del Nuevo Testamento y aceptados por las iglesias cristianas, durante el año 33 de nuestra era sucedió en la ciudad de Jerusalén la crucificación de un hombre que decía ser el Mesías. Su cuerpo fue depositado, envuelto en una sábana, en un sepulcro excavado en la roca, tras ser solicitado su cuerpo por Jesús de Arimatea a Poncio Pilato, prefecto de la provincia romana de Judea. Según el Evangelio de Mateo, Pilato también accedió a situar frente al sepulcro una guardia armada, ante la insistencia de los “príncipes de los sacerdotes y los fariseos”, para evitar que los seguidores de Jesús robasen su cuerpo y difundieran el rumor de que había resucitado.
Todos los evangelios (Juan, Marcos, Mateo y Lucas) coinciden en que el domingo, después del Sabbath (día de reposo para los judíos), María Magdalena, una de sus discípulas más cercanas, y otros seguidores (este hecho varía según el evangelio) acudieron al sepulcro para ungir el cuerpo del difunto con perfumes, encontrando desplazada la piedra que cerraba el sepulcro y vacío éste. Con la resurrección de Jesucristo se cumplían, según los autores del Nuevo Testamento, algunas profecías formuladas en ciertos libros del Antiguo Testamento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario