Entré en tu casa, no diste agua para mis pies; mas ésta ha
regado mis pies con lágrimas, y los ha limpiado
con los cabellos.
No me diste beso, mas ésta, desde que entré,
no ha cesado de besar mis pies.
No ungiste mi cabeza con óleo; mas ésta ha ungido
con ungüento mis pies.
Por lo cual te digo que sus muchos pecados son
perdonados, porque amó mucho; mas al que se
perdona poco, poco ama.
Y á ella dijo: Los pecados te son perdonados.
comenzaron á decir entre sí: ¿Quién es éste,
que hasta los pecados perdona?
“Si yo os he lavado los pies, también debéis lavaros los pies unos a otros, porque os he dado ejemplo para que hagáis lo mismo que yo he hecho”
...Y ÉL NOS LAVÓ LOS PIES... |
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