21 de abril de 2011

La pascua según los 4 apóstoles

Apostol Lucas
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús siguió adelante, subiendo a Jerusalén. Cuando se acercó a Betfagé y Betania, al pie del monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: “Vayan al pueblo que está enfrente y, al entrar, encontrarán un asno atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo; y si alguien les pregunta: «¿Por qué lo desatan?», respondan: «El Señor lo necesita»”. Los enviados partieron y encontraron todo como él les había dicho. Cuando desataron el asno, sus dueños les dijeron: “¿Por qué lo desatan?” Y ellos respondieron: “El Señor lo necesita”. Luego llevaron el asno adonde estaba Jesús y, poniendo sobre él sus mantos, lo hicieron montar. Mientras él avanzaba, la gente extendía sus mantos sobre el camino. Cuando Jesús se acercaba a la pendiente del monte de los Olivos, todos los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios en alta voz, por todos los milagros que habían visto. Y decían: “¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!”.
Apostol Mateo
Pasión según san Mateo
El evangelista que nos relata este año la Pasión del Señor es Mateo. Mateo nos hace contemplar la realeza del Maestro al igual que su humillación. La muerte del Maestro es la muerte del Justo. Toda su vida fue un vivir en la voluntad del Padre. La voluntad del Padre fue su pan de cada día. El Maestro vive el dolor, el rechazo y el abandono, como todos los que sufren. Y desde la cruz el Maestro clamó en total desolación, soportando todas las amargas consecuencias del pecado de los hombres. Todos los poderes se aliaron para dar muerte al Maestro. Su muerte es nuestra salvación. Sigamos con atención y reverencia este gran mensaje de amor .
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.

Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió a dos discípulos, diciéndoles: "Vayan al pueblo que está enfrente, e inmediatamente encontrarán un asna atada, junto con su cría. Desátenla y tráiganmelos. Y si alguien les dice algo, respondan: 'El Señor los necesita y los va a devolver en seguida'". Esto sucedió para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: "Digan a la hija de Sión: Mira que tu rey viene hacia ti, humilde y montado sobre un asna, sobre la cría de un animal de carga". Los discípulos fueron e hicieron lo que Jesús les había mandado; trajeron el asna y su cría, pusieron sus mantos sobre ellos y Jesús se montó. Entonces la mayor parte de la gente comenzó a extender sus mantos sobre el camino, y otros cortaban ramas de los árboles y lo cubrían con ellas. La multitud que iba delante de Jesús y la que lo seguía gritaba: "¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!". Cuando entró en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, y preguntaban: "¿Quién es éste?". Y la gente respondía: "Es Jesús, el profeta de Nazaret de Galilea".
Apostol Marcos
Marcos resalta la dignidad mesiánica de Jesús poniendo en primer plano su aislamiento en el secreto y el silencio en medio de los más escandalosos ultrajes y de la ceguera de la multitud. El pesado silencio en que Jesús se encierra expresa una fidelidad total a su misión. Pero, apenas acabada esta gran soledad en una muerte ignominiosa, una profesión de fe anula las burlas de la turba: “Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios”.
Apostol Juan
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
La gran multitud que había venido para la fiesta, se enteró de que Jesús se dirigía a Jerusalén. Y, tomando hojas de palmera, salieron a su encuentro y lo aclamaban diciendo: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el rey de Israel!». Al encontrar un asno, Jesús montó sobre él, conforme a lo que está escrito: “No temas, hija de Sión; ya viene tu rey, montado sobre la cría de un asna”. Al comienzo, sus discípulos no comprendieron esto. Pero cuando Jesús fue glorificado, recordaron que todo lo que le había sucedido era lo que estaba escrito acerca de él.
Apostol Pablo
De la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos.

Jesucristo, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: "Jesucristo es el Señor".

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Por qué le quiero

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en esa cruz y escarnecido,
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y, aunque no hubiera infierno, te temiera.
.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

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