Que nuestro Señor Jesucristo muestre su luz a todos los hermanos de Japón y del mundo;
que en días como este cuando nos sentimos las más indefensas de las criaturas
podamos recordar que somos su creación y podamos encontrar el consuelo en su infinito amor;
que podamos comprender que hay misterios que no nos serán revelados, porque así está dispuesto;
pero que aún frente a la desesperación nuestra Dios siempre escucha nuesrta plegaria elevada desde lo más profundo del corazón del hombre, que Dios tenga piedad y misericordia como siempre lo hizo
y nos dé a todos la posibilidad de un nuevo día.
Amén.
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